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Tontos

Por: Padre Raúl Hasbún | Publicado: Viernes 16 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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El adjetivo "tonto" tiene 78 sinónimos en los diccionarios especializados, y equivalentes casi idénticos en latín, portugués, italiano, rumano, húngaro y alemán. Su repetición de consonante y vocal intenta probablemente expresar, al igual que chocho, bobo, soso, fofo y zonzo la idea de insistencia necia e irritante, pregonada al ritmo y estridencia tamboril del "tuntún", vale decir, lo que se hace sin cálculo ni reflexión o sin el debido conocimiento del asunto. En latín, el tonto es un necio: no sabe lo que debería saber. Su ignorancia es vencible, culpable y letalmente peligrosa: "perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen", imploró Jesús en descargo de quienes lo condenaron a muerte.

La Biblia es muy severa con la tontería. "Dice el necio en su corazón: 'no hay Dios'. Se asoma Dios desde el cielo para ver si hay uno que no sea necio, uno que busque a Dios. Están todos descarriados" (salmo 52). Célebre y siempre actual es la parábola de las vírgenes necias: se quedan, por tontas, fuera de la fiesta (Mateo 25,1-12). "¡Tonto!", reprocha Dios al rico que confía en almacenar riqueza, "esta noche te reclamarán el alma" (Lucas 12, 20). "¡Tontos!", les enrostra Jesús a los fariseos puntillosos en lavar copas y platos, mientras por dentro están llenos de rapiña y maldad" (Lucas 11,40). Jesús llamaba las cosas por su nombre, con una pasión templada y calculada para despertar las conciencias dormidas y provocar la conversión de la mente y el corazón. A Pedro, su futuro vicario, lo llamó "¡Satanás!", y en el Juicio Final reprobará como "malditos" a quienes desoyeron el mandato de la misericordia. Su apóstol Pablo fustiga a los que "alucinan con vanos razonamientos y, jactándose de sabios se vuelven estúpidos" (Romanos 1, 22). La Palabra es filosa espada terapéutica (Hebreos 3, 12).

Los Papas, Vicarios de Cristo, deben hablar y hablan como Cristo. Cuando enseñan sobre fe y costumbres, saben que han de proponer todas y solas las verdades reveladas por Cristo. Llamados a pronunciarse sobre asuntos contingentes, siguen la norma de la prudencia: ver (escuchar), juzgar y actuar. No hablan "a tontas y a locas". Al relacionar "mar" y "diálogo" saben perfectamente que Chile lleva décadas ofreciendo "diálogo ahora y aquí", mientras Bolivia lo lleva a la Corte. Pero los bolivianos exultan de gozo y los chilenos se quejan de desinformación y parcialidad papal. Sólo nombran un Obispo cuando han llegado a plena certeza moral de su idoneidad, probada en los filtros más severos. Pero la "calle" vociferante y los columnistas omnisapientes pontifican, infalibles ellos, sobre lo que el Pontífice debería saber y hacer. "Está mal informado", conceden con relamida indulgencia. Pero es la misma "diplomacia eclesiástica" que con su informada prudencia nos salvó de una guerra fratricida.

La ingratitud es la corona amarga de la tontería.

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